miércoles, 26 de noviembre de 2014

Cuando sea viejita…

El finde pasado estuvimos celebrando los 70 años de Agustín, el Padrecito de la Cate. La Celebración fue en un pueblo de Cataluña, Vallfogona de Riucorb, donde hay un balneario. Estuvimos con él todo el sábado, en un banquete preparado especialmente por su cumple, seguido de unos recitales y culminando con una misa.

Esa mañana al llegar al pueblecito, decidimos hacer una excursión por otros pueblos cercanos, estuvimos en Guimerà que es un pueblecito con casitas súper antiguas de piedra enganchados a una montana. Vistas hermosas, callecitas pequeñitas, los restos de un castillo y una torre que te hacían volver atrás en el tiempo.

La excursión fue interesante, sin embargo una de las cosas que no podré olvidar de ese pueblo es la experiencia compartida junto a los acompañantes, había varias personas conocidas y no conocidas del Santu. Todos con un común denominador: Agustín.

Mary, es una señora de 85 años, súper encantadora… es hermosa, siempre muy arreglada y simpática. Me recuerda mucho a Guela Yolanda en sus tiempos de sano juicio. Resulta que Mary vive en una residencia de ancianos cerca del Santu, y forma parte del grupo de adultos de la Catequesis. Es una señora muy colaboradora que se apunta a todo, y mientras yo iba haciendo fotos en Guimerà me pidió que por favor le hiciera una foto.

Me explicó que ella se hace fotos en todas las excursiones que va, que las imprime y que las coloca en un álbum para cuando sea viejita tener con que entretenerse, mirando sus fotos y recuerdos. De verdad que me robó el corazón, Mary tan dulce, diciendo eso… con 85 años, pensando en cuando sea viejita…. Ojalá yo, poder llegar cerca de esa edad y al igual que ella tener un espíritu tan joven que me permita pensar que cosas hacer cuando sea viejita.


¡Gracias Mary por hacer esta excursión tan inolvidable!

viernes, 14 de noviembre de 2014

Salmo 22

En una ocasión, se celebraba un congreso de evangelización, cuyo lema era como la respuesta del Salmo Responsorial de hoy “El Señor es mi pastor, nada me falta”. El primer conferencista era un destacado teólogo, experto en Sagrada Escritura. Dio una conferencia tan magistral del Salmo del Pastor (Salmo 22) que al final de su intervención, todos se pusieron de pie para aplaudir.

En la segunda parte le toco el turno a un joven hablar con la misma cita bíblica, el Salmo 22. Luego de la exposición del joven, todos en el auditorio lloraban. El primer conferencista extrañado de las reacciones tan distintas ante las dos conferencias, pregunto a alguien a su lado: ¿Por qué cuando termine mi charla, todos se pusieron a aplaudir, pero cuando termino el joven, todos lloraban? El otro le respondió: “Es que usted hablo muy bien del Salmo del Pastor, pero el joven ¡nos hablo del Pastor del Salmo!”.


Tomado de la reflexión de Rayo de Luz 12/11/14

El que no viaja...

"El mundo es un libro, y el que no viaja lee siempre la misma pagina"
San Agustin