“La distancia significa mucho más que estar lejos.
La distancia es saber valorar un café con tu gente. Con los de siempre. O una cerveza al sol.
Es echar de menos pequeños detalles y anécdotas que estando cerca de los tuyos no extrañarías tanto.
Es saber a qué sabe un abrazo de bienvenida y que ese sabor se convierta en tu favorito.
O que las despedidas se conviertan en el sabor más amargo que jamás probaste.
La distancia es plantarle cara al mundo un día, hacer las maletas e irse. Es no saber muy bien que haces hasta que pasan unos meses. Y cuando empiezas a ser consciente de la decisión que tomaste, seguir adelante. Porque sí. con un par de cojones.
Porque la distancia es eso, arriesgarse. Tener valor. Jugársela sin estar seguro nunca. Tener un pie en un sitio y otro en el otro. Sentir que perteneces a dos mundos a la vez.
La distancia son las sorpresas y los detalles. Las notas de voz eternas y los mil “te echo de menos” por whatsapp. Es acordarse de otra persona al ver o escuchar cualquier cosa y no poder evitar enviárselo.
La distancia es asumir que eres la amiga que nunca está y que tus padres tenga que asumir que eres la hija invisible, que eso cuesta un poquito más…
La distancia es aprender a vivir por uno mismo, a simplemente ser. Es pasar días muy malos y días muy buenos. Días de querer dejarlo todo y días de querer quedarse ahí para siempre. Es sentirse completamente solo y de golpe darse cuenta de que tu gente está ahí, lejos, y también aquí, cerca.
Y aprender que eso significa que NUNCA has estado sola.
Porque la distancia separa cuerpos, no corazones. Y desde luego no lo conseguirá con los nuestros”
*Tomado prestado de alguien.