Uff! 18 días pasaron volando. Llegó el momento
de decir adiós otra vez. Revivir nuevamente cuando tuve que despedirme de mi
familia para emprender una nueva etapa en mi vida.
Hoy pensé que iba a ser menos difícil que la
otra vez, pero no ha sido así. Siento que ha sido peor que la primera vez (ya
me lo habían dicho, mientras más veces vas a SD, mas difícil se hacen las despedidas).
Y así ha sido, apenas con 1hr de vuelo y no he parado de llorar… recordando
todo lo que viví, compartí y disfruté estos pocos días con los míos.
¡Cuánto pesa el vinculo familiar y el amor de
todos! Creo que a los europeos no se les dificulta tanto dejar su país porque prácticamente
no hay fronteras, están todos los países muy cercanos entre sí. Considero que
el hecho de que estemos en una isla, nos hace mas unidos y al momento de salir
da lucha desprendernos de ese calorcito, tanto de la gente como del clima.
Cuando el avión despegó de SD había mucha niebla,
no se veía nada, era como si flotáramos en el vacío. Sentí un chin de miedo
pero debo confesar que enseguida sentí la compañía de Dios y tuve la certeza de
que todo saldrá bien. Como siempre pasa cuando confiamos plenamente en El.
Me tranquiliza pensar que mis maletas no solo están
llenas de ropa, dulces dominicanos y platanitos, sino también de esperanza,
buenos recuerdos, afecto y cariño que une a los de allá con los que están aquí y
que ansían abrazarlos con locura. J
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