Había pronóstico de lluvia por la tarde,
salimos a la hora habitual de la casa y justo saliendo empezó a llover, el
viento levantaba todo y sonaba como que se iba a caer el cielo en agua… y así
fue!
En solo media hora cayeron bastantes milímetros
de agua, y fue justo en el camino de la casa a la estación de tren. Aunque andábamos
con sombrilla estábamos empapados, podía exprimir varias veces la falda que
llevaba y sentía que mis pies flotaban en una piscina.
El tren pasó a la hora esperada, nos montamos y
a medio camino se detuvo y se fue la luz. Suerte que no nos quedamos a oscuras
porque se encendieron las luces de emergencia, unos minutos después el maquinista
dijo que el tren se había quedado sin tensión que en breve volvería y continuaríamos
el viaje. Al parecer es bastante común que pase eso cuando llueve mucho porque
todo el mundo se quedo tranquilo. A los pocos momentos, arrancamos de nuevo y
llegamos a nuestra estación de destino. Al tren se le había ido la
electricidad, se fue la lú como en RD y
esperamos a que llegara, suerte que fue por poco tiempo.
Al llegar a la oficina, pocos se habían empapado
como nosotros. Tuvimos que secarnos en el baño, cambiarnos las medias y poner a
secar los zapatos. Todos hablaban del tormentón que había caído. Aun no me
acostumbro a la forma como llueve aquí y que cuando llueve tan fuerte le llaman
tormenta. Si supieran lo que es una tormenta de verdad!
Una experiencia más que contar, una bañada de
lluvia involuntaria y con ganas de mas de quedarme acurrucada en la casa.
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