Viernes por la tarde, nada como ver una buena película
en versión original (dígase en ingles con subtítulos en castellano, no en
español de España). La película era “El exótico
hotel Marigold” y me enseñó una frase que no pensé que iba a encajar tan bien
en esta temporada.
“Al final todo saldrá
bien, y si no está bien, es porque todavía no es el final”
La frase se adaptó perfectamente
a nuestras vidas porque después de estar prácticamente un mes buscando
apartamento para mudarnos, apareció el “indicado” o por lo menos eso creímos al
principio. El piso era de una abuelita, cumplía con todos los requisitos y lo
mejor de todo es que estaba muy bien comunicado y nos permitía conectar con los
principales medios de transporte. La única desventaja es que no estaba tan
cerca de la uni. Procedimos a hacer todo el papeleo para alquilarlo, el dueño
nos había dicho que éramos su primera opción de alquiler… y dábamos por hecho que era nuestro.
Al cabo de unos días nos avisaron que no
calificábamos para el piso… se nos vino el mundo abajo. A empezar de nuevo la
búsqueda. Era justo el fin de semana de entregar el piso en el que estábamos y
no teníamos a donde ir. Había que recoger y salir corriendo, entre mucho estrés
y nervios, miles de pensamientos de desesperación pasaron por nuestras cabezas
pero gracias a Dios que contamos con personas que nos han abierto las puertas
de su casa desde el principio, Anmer y Vicky nos recibieron esos días hasta que
encontráramos.
Ese lunes Conny y yo fuimos a ver un apartamento y simplemente
nos encantó. Tenía más de lo que buscábamos
porque queríamos uno de 2 habitaciones y este tenía 3 por el mismo precio. Al
igual que el otro estaba muy bien comunicado y lo mejor de todo es que está cerca de la uni. No hubo problemas con el papeleo para alquilarlo,
simplemente dependía de nosotras si queríamos o no. Le dimos para adelante y el
jueves ya nos habían entregado la llave. ¡Qué felicidad ni más feliz! Sentimos una tranquilidad y una alegría
increíble…
Ya hoy llevamos una semana en el piso, y cada
vez estamos mejor. Por fin nos sentimos en nuestra casa, algo que nunca
sentimos en el anterior. Sin lugar a dudas esta fue una nueva experiencia, algo
más que contar como hecho de vida y crecimiento, y sobre todo como testimonio
de que “Dios lo puede todo”. El sabía cual nos convenía, y actuó desde
el principio para que todo saliera según sus planes.
¿Viste? Al final todo salió bien… J
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