Ocurrió en África, en Ifé, ciudad sagrada del
reino de los yorubas, quien sabe cuándo.
Un viejo, ya muy enfermo, reunió a sus tres
hijos y les anunció:
Mis cosas más queridas serán de
quien pueda llenar completamente esta sala.
Y esperó afuera, sentado, mientras caía la
noche.
Uno de los hijos trajo toda la paja que pudo
reunir pero la sala quedó llena hasta la mitad. Otro trajo toda la arena que
pudo juntar, pero la mitad de la sala quedó vacía.
El tercer hijo encendió una vela. Y la sala se
llenó.
Tomado del libro “Los hijos de los días”
de Eduardo Galeano
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