En Arantzazu tuve la oportunidad de
conocer un pastor de ovejas, y sobre todo visitar una grana llena de ovejas.
Es curioso como en el país vasco el pastoreo es
una profesión importante y respetada. Este sector forma parte del ministerio de
Ganadería y hasta cuenta con una universidad donde pastores van a prepararse,
no solo de España sino también de Chile, Argentina e Israel.
Nicolás, es el pastor que conocí. Es un fraile
franciscano que vive desde hace tiempo en Arantzazu, cerquita del Santuario de
la Virgen, y desde 1997 inicio la universidad de Pastores. Su trabajo ha
cambiado la imagen que había de los pastores, ya que antiguamente la persona
que pastoreaba ovejas era poco preparado, tosco y considerado menos importante
del pueblo. Además quien pastoreaba no era el dueño de las ovejas. Sin embargo,
Nicolas, es dueño de ovejas y hace muchísimas cosas propias de un pastor.
En su granja se obtienen muchos productor a
partir de la leche de la oveja. Dentro de ellos, uno de los quesos Idiazabar
mas bueno que he comido.
Cuando le preguntamos a Nicolás que cuantas
ovejas tenia nos contesto jocosamente que ¿Cuáles? ¿Si las blancas o las
negras? y cuando le decíamos “blancas” contestaba “más que las negras” y
viceversa. No supimos cuantas tenia en total, y esto se debe a que para todo
pastor las ovejas son lo más apreciado que tiene. Es como si te preguntaran cuánto
dinero tienes en el banco; nadie te dirá la cantidad exacta…
Esa pequeña analogía me hizo reflexionar en Jesús.
El es nuestro pastor y nosotros somos sus ovejas. Me imagine que si le
preguntamos cuantas ovejas tiene, contestaría ¿Cuáles? ¿Las blancas o las
negras? Ambas son importantes y amadas por El, haría lo que sea por recuperar a
una, y si la pierde haría una gran fiesta al encontrarla.
Un pastor cuida y protege a sus ovejas como su propia vida. Así esta Jesús amando a las personas aunque sean blancas o negras.
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