Hoy tuve una charla muy significativa con el
Padre Alex, me comentaba sobre el amor incondicional que tiene Dios para con
sus hijos. Dios ama siempre sin importar raza, color, creencia, preferencia,
gustos, decisiones tomadas o por tomar… Dios ama siempre y punto.
A veces somos muy exigentes con los demás
porque es un reflejo de lo exigente que somos con nosotros mismos y eso mismo esperamos
de todo el que nos rodea. Pero hay que relajarse un poco para no sufrir ni
vivir eternamente afectados. Somos distintos, con puntos de vista diferentes y ahí
radica el llamado a amar como Dios lo hace, incondicionalmente, sin
condiciones, sin etiquetas, sin prejuicios, sin tabúes.
Amar porque si, y porque eso basta. Porque
somos diferentes, y eso nos hace únicos. Hay que tener una capacidad muy grande
para poder aceptar a las personas como son, sin querer cambiarlas, y sobre todo
amarlas así.
2013 esa será la cuestión, no exigir tanto y
dar más amor a aquellos que a los ojos del mundo no se lo merecen.
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