Y dijo Dios:
Si nadie te ama, mi
alegría es amarte.
Si lloras, estoy
deseando consolarte.
Si eres débil, te daré
mi fuerza y mi energía.
Si nadie te necesita,
yo te busco.
Si eres inútil, yo no
puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi
llenura te colmará.
Si tienes miedo, te
llevo sobre mis espaldas.
Si quieres caminar,
iré contigo.
Si me llamas vengo
siempre.
Si te pierdes, no
duermo hasta encontrarte.
Si estás cansado, soy
tu descanso.
Si pecas, soy tu
perdón.
Si me hablas, trátame
de tú.
Si me pides, soy don
para ti.
Si me necesitas, te
digo: estoy aquí dentro de ti.
Si te resistes, no
quiero que hagas nada a la fuerza.
Si estás a oscuras,
soy lámpara para tus pasos.
Si tienes hambre, soy
pan de vida para ti.
Si eres infiel, yo soy
fiel.
Si quieres conversar,
yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la
verdad de tu corazón.
Si estás en prisión,
te voy a liberar.
Si te quiebras, te
curo todas las fracturas.
Si te manchas, no
quiero que salves las apariencias.
Si piensas que soy tu
rival, yo no quiero quedar por encima de ti.
Si quieres ver mi
rostro, mira una flor, una fuente, un niño.
Si estás excluido, yo
soy tu aliado.
Si todos te olvidan,
mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie,
me tienes a mí.
Si eres silencio, mi
palabra habitará en tu corazón.
Poema de P. José Fernández MORATIEL
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