Hoy mi Iglesia se vistió de fiesta. El mundo
entero estaba a la expectativa de la gran noticia, acompañada del humito blanco
que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina en el Vaticano.
Este 13
de marzo, no fue el mismo que todos los años. Porque al final del día resonó ante
muchos medios la expresión “Habemus Papam”…
y una hora después supimos quien era.
Ese Jesuita,
que en un momento de su vida aceptó estar siempre preparado para ser
enviado con la mayor celeridad, allí donde fuera requerido por la misión de la
Iglesia. Hoy, aceptó ser Papa, el máximo representante de la Iglesia Católica.
Fue impresionante como el Papa Francisco I, siendo
el primer Pontífice hispanoamericano, y con todos los estudios y formación intelectual
que posee se dirigió a su pueblo (un pueblo que lo esperaba con ansias) con un espíritu
de humildad y sencillez. Se olvidó de sí mismo, de todo lo que él representaba
en ese momento y se hizo pequeño ante todos… se le percibía tímido y nervioso,
y no obstante a eso, luego de saludar, pidió que se rezara por Benedicto XVI y pidió
2 veces que oraran por él. Uff que ejemplo…
Esperemos que Dios lo ilumine para que todos
los cristianos podamos escuchar su voz a través de él.
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