Hoy fue uno de esos días que pintaba ser normal.
Desde que saqué el primer pie de la cama, la rutina empezó como siempre. Bañito
mañanero, desayuno, bus para el trabajo… lo único diferente es que hoy estuvo más
fresquito de lo habitual. Se supone que ya el frio se fue, pero como estamos en
primavera, y el clima está más loco que nunca, hoy se sentía una brisita.
Resulta que este miércoles aunque empezó como
siempre, no terminó igual. Es uno de esos días que definitivamente valen la
pena vivir, de los que Dios se esmera para regalarte sus mejores detalles y
sorpresas.
Sin más preámbulo les cuento un chin…
Con motivo del día de Sant Jordi, que fue ayer,
le comente a Conny de ir a visitar a Quima la abuelita de Vicky. Como Vickitina está trabajando en Francia,
ahora la abuelita tiene menos compañía. La idea era aprovechar esta festividad
catalana para darle un poco de nuestro amor y cariño. Y por eso fuimos hoy.
Le llevamos una hermosa mata de Lirio Cala rojo
y un heladito, estaba súper feliz. No se cansaba de agradecernos por haber ido
y nos decía que su casita estaba a nuestra disposición. Es increíble lo dulce y
amorosa que es esa señora, que aun con sus limitaciones físicas nos regaló su mejor
sonrisa. Nos decía que solo está enferma
por fuera y que por dentro esta sanita… disfrutó de su helado como una niñita y
nos contaba de lo mucho que le gustan los dulces, especialmente el chocolate.
Que bendición tan grande poder recibir gratis ese amor… momentos como estos es
que valen cien por ciento vivir.
Y para terminar de rematar el día, llegó por correo el cuaderno de viajes que llevo con Brendecha. Donde nos contamos nuestras historias vividas a pesar de la distancia y que intercambiamos cada cierto tiempo…. Que llorada, leyendo todo lo que mi flaca escribió. De verdad que es una verdadera joya contar con amistades puras y sinceras. Es como tener a Jesús justo a nuestro lado.
Uff! Cuantas emociones y sentimientos experimentados
en tan poco tiempo. Suerte, que días como estos no hay siempre porque si no sufriríamos
ataques al corazón por la intensidad con los que se viven.
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