La
vida es algo demasiado importante para tomársela en serio, decía Oscar Wilde en la
gran sabiduría del buen humor, y no le faltaba razón porque la vida es, hoy si
cabe más que nunca, un circo.
Un circo
en el que no faltan las sorpresas, los sustos y las novedades, y en el que
inevitablemente, con valentía, atrevimiento y buen humor, nos convertimos un
día en trapecistas, al siguiente en domadores y el tercero… en los payasos.
Porque si algo no puede faltar nunca en ningún circo, y menos que en ninguno en
el de la vida, es la sonrisa… y la risa contagiosa que se propaga como un virus
bueno haciendo a la gente feliz.
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