Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le
pide pan, le dará una piedra?¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Mateo 7:7-11
Desde hace unos días mi querida roomate Conny
está teniendo problemas para dormir. Simplemente no está conciliando el sueño, pasa la noche prácticamente en vela y cuando logra dormirse ya casi
esta amaneciendo. Ya puedes imaginarte lo desesperante que es ver pasar cada
hora en tu reloj, pensando en todo, en todos y no lograr descansar… al otro día
te levantas con los ojos hinchados y con las pilas por el suelo. Es duro, no se
lo desearía a nadie…
Ese día ella no aguantó más y vino a
mi cuartico desesperada, empezamos hablar y a desahogarnos… ella me decía que
no sabía que iba hacer, que la situación ya la estaba preocupando… y que
decirles, hasta mi! El asunto es que me pasó por la mente
orarle, pero me asusté proponérselo porque no sé como ella
iba a reaccionar… y si no pasaba nada o simplemente ella pensaba que su mejoría
provenía de mí… así que le propuse algo mejor, rezar el Rosario. María nunca nos abandona y realmente siempre
esta orando incesantemente por las necesidades de sus hijos.
Por Dioscidencia de la vida traje 2 rosarios
largos y tenía 2 libritos con los misterios. Uno para ella y otro para mí.
Invocamos el Espíritu Santo para que nos acompañara, presentamos nuestras
peticiones e hicimos el rezo acostumbrado. Mientras rezábamos recordé las
noches en las que hacía lo mismo con Margaret y Eugenio… más de una hora al
teléfono intercediendo por nuestras necesidades, nuestros grupos, el mundo, y hasta por Michael Jackson y
Britney Spears en su momento. Qué maravilla es poder dedicarle un momentico a
Dios en el día y sobre todo regalarle una corona de rosas todas las noches a
nuestra madre linda.
Al terminar, Conny se veía más tranquila… de
verdad que reflejaba una paz en su rostro. Salió muy distinta a como entró. Al día siguiente, desde que se despertó, vino
emocionada a decirme como se había sentido y que esa noche la había pasado más
tranquila, que a pesar de que no pudo dormir, estaba más confiada y sentía que
alguien le pasaba la mano por la cabeza.
Qué grandes son Dios, Jesús y María… que
siempre están donde tienen que estar. Desde ese día, cuento con una hermanita
para hacer el Rosario todas las noches.