La semana pasada escuchamos por primera vez la homilía
del Padre Fernando. Un sacerdote colombiano, joven, en comparación con los
sacerdotes de nuestra querida Parroquia. Quedamos encantadas con su estilo de
proclamar y contextualizar el Evangelio. Ese día invitó a la reunión para formar parte del equipo de Liturgia.
Conny y yo no pudimos asistir y hoy al final de la misa decidimos acércanos
averiguar cuando sería la próxima reunión. Muy amablemente nos indicó la fecha
y nos preguntó si somos dominicanas. Que sorpresa para nosotras que
identificara nuestro gentilicio. Al preguntarle que como reconoció nuestro
acento, nos dijo que tenía amigas dominicanas que formaban parte del grupo de jóvenes
que había formado en su iglesia anterior. De inmediato, le preguntamos que
donde se reunían porque andábamos buscando un grupo para integrarnos y su
respuesta fue que anda buscando jóvenes para iniciar uno en nuestra parroquia.
Qué alegría que Dios haya trasladado de parroquia al Padre Fernando en
el mismo tiempo en el cual nosotras estamos asistiendo y sobre todo ponerle en
su corazón formar una comunidad de jóvenes cuando precisamente tenemos esa
misma necesidad. Que hermosa Dioscidencia… J
que genial! enhorabuena
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