*Es un nuevo término, inventado por una niña de la catequesis, para referirse a la persona que trabaja en pastelería, dígase pastelera.
Este verano trajo consigo muchos planes. Una
larga lista de actividades para realizar en los tres meses que estaría aquí, ya
que pospuse mi viaje a DR por la boda de Brendecha. Esta lista incluía cursos,
viajes, visitas, excursiones, conciertos y muchas cosas más.
Decidí que iba a intentar aprender cosas nuevas, y por eso me apunté en
una clase de italiano (Aunque sabia un chin, así que no cuenta mucho), un
taller de fotografía y en clases de pastelería. Aun está pendiente un curso de
Origami.
Si, ya sé lo que estas pensando, como
siempre, nunca puedo quedarme quieta ni un momento. Debo estar siempre haciendo
algo… ¡Las vacaciones son para descansar y disfrutar, no para estar estudiando!
Bueno si, pero el tiempo que ha transcurrido he disfrutado bastante.
Ayer, fue la primera clase de pastelería con
Vicky (Uno de los grandes beneficios de tener una amiga pastelera). Y fue
genial. Nos enseñó cositas básicas y sencillas de hacer que vemos con
frecuencia en las pastelerías y creemos que son súper elaboradas. Conny y yo
aprendimos hacer crema pastelera, nata montada, crema de almendras, crema de limón,
pasta Choux y masa Sucree. Con todo esto el resultado final fueron unas ricas
lionesas y profiteroles rellenos de crema pastelera y unas tartaletas de crema
de almendra con trocitos de melocotón.
Hoy, compartimos nuestras creaciones en
nuestros trabajos y quedaron encantadísimos. Qué grande es el poder que tiene un
trocito de pastel o cualquier postre, le alegra el día a cualquiera, y más si
fue preparado con tanto amor y entusiasmo como lo hicimos nosotras.
Esta
fue la primera clase y quedamos fascinadas, ya ansío poder tomar las
siguientes… esperemos no engordar mucho con tanta azúcar, huevo y harina en
nuestros pensamientos.
te estoy envidiando ahora mismo!!!! aaaaaaaaahh yoooo quiero!
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