sábado, 1 de octubre de 2011

8.9.2011

Llegó el gran día… el momento esperado para partir hacia mi nueva realidad, cumplir mis sueños, vivir una nueva aventura según la voluntad de Dios.

No sabía cómo me sentía, era una mezcla extraña de muchos sentimientos… miedo, alegría, nostalgia, tristeza, soledad, incertidumbre, confianza… en fin muchas cosas… decidida a dar uno de los pasos más grandes de mi vida. Hacer maestría en Barcelona involucraba dejar mi país, mi familia, mi novio, mis amigos, mi casa, mi trabajo… realmente todo… estaba pasando y ni siquiera lo creía…. Me despedí de mis familiares y entre rápidamente a la puerta de embarque con la cabeza en alto y una gran sonrisa, de lejos vi a mami llorando y a todo el gentío que fue a despedirse.

En el transcurso del viaje sentí miedo… porque nunca había estado sola y sobre todo iba a llegar a un país donde todo iba a ser nuevo para mí (Gracias a Dios que por lo menos hablaba el idioma!), pero al mismo tiempo tenía la confianza de que todo iba a salir bien… Dios nunca desampara a sus hijos.


Mi gran sorpresa fue cuando recibí la confirmación de que el Señor me estaba cuidando, cuando me dispuse a leer la meditación de ese día de “El Aposento Alto”:

BAJO EL CUIDADO DE DIOS
Léase el Salmo 121 (Si lo buscas el titulo es Dios no te faltará)

Le has concedido el deseo de su corazón y no le negaste la petición de sus labios, porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien… (Salmo 21, 2-3)

SEPTIEMBRE 2005. Estaba pasando por la puerta de salida en el aeropuerto de Holguín, Cuba. A medida que las puertas se cerraban detrás de mí, me invadió una profunda soledad y desesperación. Estaba dejando atrás mi familia, mi hogar y mi país, y no sabía cuando los vería nuevamente.

Sentado y esperando en la terminal, sentía tan gran peso que apenas podía moverme. Tenía la Biblia en mis manos. La abrí y mis ojos cayeron en el Salmo 21, 2-3. Había leído esos versículos en otras ocasiones, pero ese día era como si pudiera escuchar la voz de Dios diciendo las palabras del salmo. Resonaban en mis oídos en una nueva forma, como un mensaje personal de Dios hacia mí. Dios seguramente cuidaría a mi familia y a mí, y me estaba enviando en mi ruta con su bendición. El peso que sentía anteriormente pareció desaparecer, mi energía fue restaurada, y me llene de seguridad.

Dos años más tarde me reuní  con mi familia. Descubrí una vez más que las misericordias de Dios nos alcanzan donde quiera que estemos y en toda situación que nos podamos encontrar.

Oración: Dios, ayúdanos a recordar tus promesas, que nos dan esperanza y fortaleza en los tiempos difíciles. Por Jesús, Amen.

Pensamiento para el día: Nosotros y quienes amamos están siempre bajo el cuidado de Dios.

Oremos: Por quienes están lejos de sus seres queridos.
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Que confirmación, eh? O una Dioscidencia? como dice mami… De verdad que se pasa! Esa meditación era una descripción detallada de cómo me sentía y como el vendría en mi auxilio… J


1 comentario:

  1. Me enccanta!! Sigue escribiendo!! Ya quiero leer de tu proxima aventura! Un abrazo!

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