El sábado por la tarde Conny y yo decidimos
lavar. La lavadera en este humilde hogar es todo un proceso… tenemos una lavadorita pequeña, rara y bien
fea... pero resuelve! No es como allá que le vas asignando el tiempo de lavado,
enjuague y centrifugado, aquí es por programas con un tiempo x. Siempre usamos
el programa de 30 minutos, para mayor rapidez además ahorramos agua y energía. ¿Por
qué digo que es todo un proceso? porque a diferencia de allá, aquí no hay
lavadero… la lavadora está en la cocina… si, así como lo oyes, literalmente al
lado del fregadero. Lo que quiere decir que si quieres lavar algo a mano debes
lavarlo en la bañera. Además los tendederos están uno en mi ventana (al estilo
las películas, con una poleita vas halando el cordel) y el otro en el balcón. Que
incomodo, verdad?
Por ende, todo lo echamos en la lavadora!
(Sorry mami, cero complicaciones. Si se rompen las blusitas se compraran mas)….
Como ya se está sintiendo el friito nos indicaron que para esta época se lava
poco, porque la ropa dura mucho para secarse y además llueve mucho. Dicho y
hecho… el sábado en la tarde no se secó todo y decidimos dejar todo tendido (con anterioridad en las noches tendíamos
cosas y amanecían secas). En esta ocasión no fue así, para nuestra sorpresa había
llovido y se mojó todo. Recogimos la ropa y decidimos
tender todo dentro de la casa (sabanas, jeans, blusitas, medias, toallas, etc).
¡Que reguero e incomodidad!
Esta mañana salió el sol y sacamos todo de
nuevo, con la esperanza de que se secaran pero empezó a nublarse y Conny me
dice: “Rosalía, vamos a recoger la ropa”,
yo le digo “ahora la recogemos”
porque estábamos terminando de hacer algo. No pasaron 3 minutos cuando empezó a
llover con fuerza… no lloviznitas ni nada por el estilo… gotas que mojaron la
ropa de nuevo… se armó el juidero con la recogedera y
volver a tender todo en la casa. ¡Lo
lindo es que cuando terminamos de tender todo ya la lluvia había parado y hasta
había aclarado de repente!
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