Fácilmente llegamos a pensar que nuestro
destino en la vida es echar cálculos y almacenar cosas para ver si logramos
darnos una “buena vida”. Lo paradójico es que el ser humano gasta mucho de su
tiempo, energía y esfuerzo en “ganarse la vida”, y al final descubre
tristemente que la perdió, en cosas que no daban sentido ni plenitud a la
existencia. Muchos sacrifican su salud, el tiempo con su familia, su
matrimonio, sus amigos, por un trabajo absorbente que en vez de mejorar su
vida, le va robando las cosas verdaderamente esenciales.
En el libro “El Canto del Pájaro”, Anthony de
Mello nos relata la siguiente historia: “El rico industrial del Norte se
horrorizo cuando vio a un pescador del sur tranquilamente recostado contra su
barca y fumando una pipa. ¿Por qué no has salido a pescar?, le pregunto el
industrial. Porque ya he pescado bastante por hoy, respondió el pescador. ¿Y
por qué no pescas más de lo que necesitas? Insistió el industrial. ¿Y qué iba
hacer con ello?, pregunto a su vez el pescador. Ganarías más dinero, fue la
respuesta. De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a
aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para
comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto
ganarías para tener dos barcas… y hasta una verdadera flota. Entonces serás
rico, ¡como yo! ¿Y qué haría entonces?, pregunto de nuevo el pescador. Podrías sentarte
y disfrutar de la vida, respondió el industrial. ¿Y qué crees que estoy
haciendo en este preciso momento? Respondió satisfecho el pescador”.
A veces nos afanamos por almacenar “cosas” para
el futuro, porque creemos que eso nos dará seguridad y podremos entonces
disfrutar de la vida. En la parábola de hoy (Lucas 12, 13-21), Jesús nos dice que la “buena vida”
no está en lo mucho que tengamos, ni en los bienes que hayamos acumulado. No está
en los talentos que hayamos desarrollado, ni en las seguridades que nos hayamos
fabricado. La buena vida es ser ricos ante Dios. Rico en bondad, en
generosidad, en caridad, en solidaridad, en entrega y en servicio a los demás. Y lo mejor de todo es que podemos ser ricos
en este preciso momento.
(Tomado
de la reflexión de Rayo de Luz – 17.10.11)
No hay comentarios:
Publicar un comentario