viernes, 7 de octubre de 2011

Primer domingo

Domingo morning, muy tempranito, voy pa la misa, me pongo bonito (Fragmento de la canción ¿Quién fue que dijo? de Ronald Romero)… así me pasó mi primer domingo, me levanté temprano para averiguar a qué hora correspondía la misa en castellano… a las 12 del mediodía… Yei, aun no había pasado!

Vine a la casa a esperar que fuera más cerca de la hora… Tuve la dicha de encontrar una parroquia al cruzar la calle, mi nueva parroquia se llama San Ramón Nonat (Les dejo de tarea investigar la vida de este santo :p). Es bien linda, construcción súper colonial, al estilo de la catedral y las hermosísimas iglesias de la Zona.

Dieron las 12 y ya estaba en la iglesia, esperando con ansias que iniciara la Eucaristía… empecé a observar todo a mi alrededor, las imágenes, el techo, las lámparas, las columnas, el altar… simplemente estaba impresionada. Todo, absolutamente todo en Barcelona es arte. Una pieza arquitectónica que hace que cualquier persona se detenga a observar. Todo era hermoso pero había algo que no me cuadraba, y es que a pesar de que la iglesia estaba prácticamente llena de gente podía considerarme la persona más joven entre toda esa multitud. Empecé a preguntarme, ¿Dónde están los jóvenes? ¿Dónde están las familias, los niños correteando en la iglesia? ¿Dónde está el coro, los instrumentos? ¿Cómo es posible que un templo tan bonito no esté adornado con la energía y belleza de los jóvenes?

Todos estos viejitos, me recordaron a mis abuelos… bien arreglados como si fueran a una fiesta, escuchando atentos la Palabra de Dios, felices de estar allí… pero no podía estar tranquila pensando en que pasa aquí… saber que aquí poseen estos Templos de Dios antiguos tan bien construidos y que en un futuro no habrá quienes lo llenen… y pensar que en RD no se necesitan súper parroquias para iniciar una comunidad, porque hay una necesidad grande de Dios.

Esta situación me preocupa, que es lo que pasa con esa generación X (Mi generación) que está alejada de los caminos de Dios. Le han dado tantas opciones de elegir por ellos mismos, que ya no consideran una opción a mi Jesús. Un Jesús vivo que solo sabe dar amor y llenarnos de sus bendiciones.

A Dios le decía, antes de regalarme esta oportunidad, que si no era de bendición este viaje que no me lo concediera… y aquí estoy… recordando que sus planes son mejores que los míos y pidiéndole que me guie en todo momento. J

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